domingo, 15 de julio de 2012

...DE VÉRTIGO continuación



Nada más llegar a Madeira descubro lo poco que temen los lugareños a lo vertical y cómo desafían a la gravedad haciendo no se sabe bien qué, en el sitio más inverosimil... mirad por ejemplo a estos trabajadores




faenando colgados nada más y nada menos que en el medio de esa pendiente. Aguzando la vista se les ve.















Yo, por el contrario, siempre me he llevado mal con las alturas, con lo vertical y con la gravedad, así que a la primera oportunidad que tuve me di una soberana caida al escurrirme caminando sobre las piedras de esta charca:


y quedé de esta guisa: 



Ya no pude hacer más fotos con mi cámara aunque una amiga me prestó la suya para continuar con el reportaje gráfico.




 











La belleza decadente de Lisboa no tiene su reflejo en la isla, al menos nosotros no llegamos a descubrirla. Aunque yo sí tuve una percepción de ella en un turista nórdico que se alojaba, como nosotros, en una casita de madera con una pequeña terraza y un porsche de suelo de madera. 

Cada noche, cuando volvíamos de caminar y caminar por las sendas de las levadas (sistemas de acequias que sirve para recoger y llevar el agua de las montañas), este chico estaba sentado en el porsche, envuelto en una manta y con una botella de whiskey... me recordaba a 'Muerte en Venecia'.





Al final me fui haciendo amigo de las alturas y pude sin desmayarme hacerle una foto al ala del avión que nos traía de vuelta a Madrid.