jueves, 22 de agosto de 2013

VACACIONES DE MIEDO



La idea de un viaje a Portugal, para relajarme en un pequeño pueblo al norte de Lisboa, mirando al Atlántico y dejar atrás el estrés las preocupaciones y el insomnio me pareció ideal. Lo necesitaba después del terrible mes de julio pasado. Quién podía suponer que en  esos días oceánicos, tan lejos de mi hogar,  apartado de todo, el misterio y el terror me llevarían hasta el borde de un negro y trágico abismo…


Nada de todo esto podría desprenderse de mi primera visión del seductor horizonte azul. 




  

Mucho menos de la puesta de sol con la que el océano me recibía, la playa y el espolón del pueblo que se engalanaron para enamorarme a primera vista.
  





Pero sí me dio que pensar una figura encapuchada que asomaba su cabeza de entre las sombras del atardecer para mirarme con disimulo.






Con la mosca detrás de la oreja y la sensación de ser vigilado, volví al apartamento por las tranquilas calles del pueblo marinero. A la mañana siguiente me dispuse a disfrutar de mi primer día de playa.


Cientos de gaviotas parecían estar esperándome y al acercarme a ellas levantaron el vuelo silenciosamente.




continuará...