domingo, 13 de septiembre de 2015

MICROPUNTOS

Hace unos meses publicaba en Facebook sobre cómo a veces un sencillo paseo va y te sienta como un micropunto.
'Ayer mismo sin ir más lejos. El camino de muchas otras tardes. El cielo aún azul. Música en mis oídos al buen tuntún que elige el reproductor y un placer que va creciendo proporcional al ritmo al que se vacía mi cabeza de pensamientos.
En el camino un árbol se destaca, sus ramas embriagándose de los últimos rayos de sol.
 
 
Bandadas y bandadas de pájaros que regresan dibujando uves gigantescas junto a las nubes.



Detrás del puente empieza el espectáculo. Cambia el cielo aquí y allá, va sublimando, minuto a minuto, paso a paso, y yo ya no tengo conciencia alguna de mí mismo, atrapado por la policromía prodigiosa ante mis ojos.
 

El reproductor confabulado con la luz que me rodea escoge una canción de Aluna George, 'Kaleidoscope love' y entonces se multiplican las facetas del placer que siento, de micropunto para arriba, y yo me cristalizo entero.'
 

Otras tardes el paseo es más anodino, hay pocas nubes y no ayudan, el micropunto hay que fabricarlo como sea. Jugueteo con la cámara del móvil hasta sacarles los colores a los nimbos o cirros.



Es tan poderosa la tecnología que el cielo de la calma es, de pronto, apocalíptico y extraterrestre.


El micropunto me absorbe, la cámara genera oscuros abismos, me pierdo un buen rato en su pantalla.





Y otras tardes, otros paseos discurren como documentales ante mis ojos. Es un tranquilo atardecer de la ribera del río, finales de agosto.

Unos grajos despistados en medio del camino, primer encuentro...


Los patos se refrescan en los mil reflejos del agua del río.
 


Otros más pequeños se camuflan entre las ramas...



Ya se dejan ver las zarzas repletas de moras variopintas.



Y también los gamos. Las hembras pastan cautelosas, en breve la berrea dará comienzo.

 



Un cardo ya vencido pero que aún sigue fiero e imponente.


Llega la luna llena que en unas horas será la reina del negro cielo.
Mi fijación con los retorcidos enrejados la capta en su ascensión.



El paisaje va sublimando por minutos.


Y acabo ya con el sol escondido tras las montañas y con estos micropuntos, encantado de que me den, de disfrutarlos y de enseñároslos.